viernes, 23 de abril de 2010

Los heraldos negros - Cesar Vallejo

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna de adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos como
cuando sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé

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